En estas últimas tres semanas, he estado luchando y entrenando un
montón y ya tengo 145 puntos en mi liga. Ahora mismo estoy entrando en
un bosque de árbloes verdes claros y altos. Hay varios caminos
edificados, pero sin embargo tengo que desviarme porque están
incompletos. Estoy pasando por un claro amplio en el bosque cuando
diviso algo que no parece humano.
En unos segundos, un
grupo de... algo pasa atravesando el claro como si cargaran contra algo.
Entonces me acerco y... no puedo creer lo que veo. Son pequeños...
mounstruos.... no muertos, prácticamente son todo huesos, pero se
mantienen de pié y corre, además de tener ojos negros en las cuencas.
También parecen tener lenngua, lo que podría decir que bajo sus ligeras
armaduras de cuero tienen estructuras orgánicas, aunque las manos y piés
son totalmente huesudas.
Lanzo una piedra cerca para llamar su atención y se quedan mirándola, extrañados.
-¡Eh!-intento llamar su atención. Entonces todos corren hacia mi y sacan sus dagas.
Corro
un poco por el claro para posicionarme bien; entonces desenvaino a
masamune y lanzo un corte que destruye a varios a la vez, demostrando
que realmente no tienen ningún órgano interno. Lo que me extraña es que
en vez de desaparecer en una luz blanca y azulada que se eleva hacia al
cielo lo hacen en luces oscuras y opacas que se hunden en la tierra.
Sigo destruyéndolos hasta que uno me pilla por sorpresa y me tira del
tobillo, tirándome al suelo. Antes de que me pueda levantar, unos
cuantos bichos me inmovilizan mientras otros se acercan con sus dagas.
Uno de ellos llega hacia mí y apunta con su daga directamente a mi
cuello; pero justo antes de impactarme, algo atraviesa su cabeza huesuda
y se desvanece. Entonces, varios de ellos enpiezan a recibir flechas en
sus cabezas y comienzan a desvanecerse. Entonces yo me deshago del
resto con mi catana y mis puños, hasta que no queda ninguno.
Intento
mirar de donde venían las flechas, pero no veo nada. Entonces, escucho
un zumbido muy recononocible y me agacho en el momento justo para que
una flecha me pase rozando el pelo. Vuelvo a escuchar un arco tensándose
y esta vez con un poco más de tiempo a reaccionar consigo coger con una
mano la flecha y localizar su procedencia. Rápidamente lanzo un
cuchillo a donde ha venido la flecha, y oigo el ruido de alguien
moviéndose entre las hojas y caerse al suelo al esquivar el cuchillo.
Voy corriendo rápidamente a donde ha caído el enemigo.
Me
encuentro a una chica menuda de pelo largo, verde y rizado, ojos rojos,
armada con un arco de madera y con un carcaj lleno a la espalda. Va
vestida con una armadura verde que se camufla con las hojas del bosque.
-¡Vale, vale!-me dice- ¡No podemos estar todo el día luchando!
-Te podría matar ahora mismo -respondo.
-No. Cállate. Mejor lo dejamos. ¿vale? Te propongo un trato...
-No.
-Pero si ni siquiera...
-No. -insisto.
-Podrías conseguir armas chulas...
-Te escucho.
-Mira, los huesitos han robado mis armas...
-¿Huesitos?
-Los
llamo así. ¿A que mola? -de repente su expresión cambia-. ¡Deja de
interrumpirme! Se las han llevado a la base que tienen al lado del
portal, y sé que allí tienen las armas de media dimensión.
-Y quieres que te ayude a recuperarlas, ¿no?
-Exacto. ¿Aceptas?
-Por qué seré tan bueno... está bien, acepto.
-Genial -me dice, estrechándome la mano-. Me llamo Leah, del planeta Lynn.
-Xabi, de Xenon.
-Curioso, ¿no?
-¿Qué?
-Nuestros nombres empiezan con la misma letra de nuestros planetas -me dice, mientras me indica el camino a la base.
-Supongo que nuestros padres no eran muy originales -contesto.
Avanzamos
por los caminos hasta llegar al final del bosque y vemos una gran
llanura con montañas a los lados. Nada más salir vemos un grupo de...
huesitos formando frente a otro que debe ser su comandante, ya que
tienen un casco.
Leah me hace una seña para que no haga
ruido. Entonces ella se agacha, carga una flecha y atraviesa el casco
del comendante. Entonces, saca una flecha de una sección distinta de su
carcaj con la punta mas ancha; entonces, según lo lanza, la flecha
prende fuego hasta impactar a un huesito, el cual sale corriendo y
dadndo vueltas hasta que explota, extendiendo el fuego a los demás y
provocando una reacción en cadena.
-¿Por qué explotan? -pregunto.
-Ni idea. Simplemente su inflamables. Venga, sígueme.
Seguímos
andando hasta encontrar una estructura hecha de piedras moradas con
unas escaleras hacia abajo dentro, decoradas e iluminadas con antorchas.
Nos adentramos despacio y justo cuando llegamos a los pasillos de la
base nos ponemos de acuerdo para movernos entre las pequeñas salas para
no llamar la atención.
Nos movemos entre salas y habitaciones, hasta llegar a una despensa.
-¿No tienes hambre? -me pregunta Leah.
-Un poco. No como nada en dos semanas.
-Es lo que tiene estar en una dimensión simulada, ¿no? -me dice, mientras me tira un bollo de pan.
Mientras
paramos de comer, escuchamos unas voces que vienen de unas rejillas de
ventilación del suelo. Nos agachamos a mirar y escuchamos una
conversación entre dos personas. Solo veo un hombre con armadura
completa como si formara parte de un ejército y una sombra de algo que
no logramos ver entero.
-Pero, señor... Creo que ya es suficiente. -dice el hombre.
-Nunca es suficiente -dice el otro, con una voz tan temible y profunda que nos pone los pelos de punta.
-Pe-pero... No puedo consentir mas muertes...
-¿Te crees que sin ecpulsar de las dimensiones a los guerreros podremos destruír los límites?
-Pero señor... creo que es muy pronto para iniciar una guerra de esta escala... Ya hay una guerra en pié entre Xenon y Tannong.
-Eso no importa. Ya has oído al Lord. Tenemos un ejército, tenemos poder, tenemos aspiraciones... ¿Qué mas quieres?
-Lo siento, pero me voy. No pienso consentir esto.
-Entonces no me sirves de nada
Entonces,
la figura misteriosa le lanza al hombre una especie de rayo oscuro, que
lo fulmina y empieza a arder en llamas negras. Cuando las llamas se
apagan, se convierte en un huesitos más grande y más armado.
-Bien.
Ahora abre la puerta, tenemos un invitado. -dice la figura. El que
antes era un hombre le obedece y abre la puerta de la sala, aunque solo
oigo el crujido de la puerta. Cuando entra chico, me entran escalofríos:
Su cara, armadura y hacha de doble filo son inconfundibles- Bien, Rick.
Ya sabes lo que tienes que hacer.
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